Del corazón salen los buenos y los malos sentimientos. Es en el corazón donde se crean raíces de amargura y dolor. Es muy importante que nos demos cuenta de que desde el corazón decidimos amar y odiar, perdonar o no perdonar.
" El pasado no se puede cambiar pero el perdón lo puede sanar". Lo interesante de todo esto es que en muchas ocasiones escuchamos personas que nos dicen: «No puedes vivir recordando el pasado». Es cierto que no puedo vivir arraigada a mi pasado, pero también es cierto que nunca lo podré cambiar. Tengo que permitirle a Dios que lo sane mientras sigo caminando. Tal vez en algún momento me detenga a llorar lo que pasó, pero debo continuar.
Dice en Filipenses 3:13, «Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante.»
Si me quedo llorando mi pasado, nunca veré el futuro que Dios ha destinado para mí. Y aquí mi corazón juega un papel muy importante.
El mundo nos susurra y a veces nos grita cómo deberíamos actuar, y por eso debemos cuidar tanto nuestro corazón. Si no lo hacemos, la influencia del mundo es capaz de definir lo que de verdad mi corazón siente o desea.
Aunque desde el comienzo ha existido una lucha entre la verdad de Dios y las mentiras del enemigo, quizás hoy día estamos más expuestas que nunca. Cada vez suenan más fuerte las mentiras que buscan opacar la verdad de Dios. Pretenden dictarnos qué deberíamos pensar y actuar, e influir profundamente en nuestra manera de ver la vida y vivirla cada día.
En cierta ocasión Pedro fue confrontado por Jesús, quien le preguntó: «¿Me amas?… ¿Me amas?… ¿Me amas?» (Juan 21:15-17). Nosotros debemos preguntarle a Dios: «Señor, ¿te estoy amando realmente?» Dios no sólo se preocupa por lo que hacemos, sino también por las razones por las que lo hacemos. Por ejemplo, veamos las palabras de Jesús en Mateo 6:1, «¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo.» Jesús nos está diciendo: «Cuídate de tu motivación, cuídate de no hacer las cosas para ser visto por los demás.» ¡Nuestra motivación debe ser únicamente agradarle a Él!
Cada día necesitamos analizar nuestro corazón. Hoy te invito a orar conmigo: Señor, te quiero demostrar que te amo examinando mi corazón y anhelando su pureza. Espíritu Santo, ayúdame a ver las cosas claramente y a romper mi orgullo al no querer aceptar lo que está mal en mi vida. Ayúdame a verme sin justificarme y a llamar las cosas por lo que realmente son delante de ti. Amén.
Si tu corazón hoy fue estremecido como el mío mientras escribía, déjame tu comentario para que alguien más pueda entender la importancia de mostrar el corazón.
Comentarios
Oro contigo para q mi corazón sea examinando y pueda identificar aquellas cosas con las que debo trabajar. Amén!