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Hace varios días leí una frase que no ha dejado de rondar mis pensamientos: «deseos legítimos satisfechos ilegítimamente». Nunca había escuchado ese concepto, aunque seguramente lo había puesto en práctica más de una vez. Algo "legítimo" significa algo que es justo, genuino y razonable. En otras palabras, lo que estaba rondando por mi cabeza, era la idea de tener un deseo razonable, pero satisfecho de forma injusta.
La palabra de Dios nos enseña en Prov 3:5 "Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento". ¿Cómo podemos satisfacer nuestros deseos ilegítimamente? Todos tenemos deseos legítimos que anhelamos sean cumplidos en nuestras vidas, como tener amistades, una posición laboral más alta, casarnos, tener familia, viajar, y quizás podríamos hacer una lista muy, pero muy larga. ¿Pero hasta donde estamos dispuestos a llegar por cumplir esos deseos? ¿Haríamos cosas injustas o indebidas para obtener lo que queremos? Muchos en ocasiones hemos estado dispuestos a hacer de todo, hasta pasar por encima de quien sea, incluso de Dios, para ver realizados nuestros sueños. Muchas veces corremos tras los placeres y tesoros terrenales, porque no vemos que Dios es mejor que estos placeres y tesoros.
Hubo tres mujeres en la Biblia que cumplieron sus deseos legítimos acudiendo a lo ilegítimo:
- Jezabel: una mujer idólatra, sin escrúpulos, incitadora, ambiciosa, hipócrita, corrupta, manipuladora, dominante y violenta. Ella armó todo un plan malévolo para conseguir la viña de Nabot.
- Atalía: mujer malvada, asesina, idólatra, manipuladora, violenta y usurpadora. Esta mujer, con tal de tener gloria y control, mató a sus hijos y nietos, y a todo aquel que pudiera amenazar su posición.
- Sara: una mujer incrédula a la promesa de Dios y un tanto manipuladora e incitadora con su esposo Abram por el deseo de tener un hijo. Esta historia tiene un final diferente porque Dios cumplió con fidelidad su promesa, a pesar de su mal proceder e intentos fallidos de "ayudar" a Dios.
Quizá puedes estar pensando «bueno, pero esas son cosas extremas, sin embargo, me atrevo a pensar que ninguna de estas mujeres, al inicio, tuvo intención de justificar el fin con medios extraños e indebidos.
Cuando vemos que nuestra realidad se ve diferente al panorama que Dios nos mostró, es momento de recordar que nuestro Creador tiene siempre buenos planes reservados para ti y para mí, aunque no lo podamos ver al momento. Por eso, cuando un deseo no está siendo cumplido, deberíamos pensar que Dios nos puede estar protegiendo de alguna aflicción.
¿Recuerdas a Jesús en Lucas 22:42 orando en el Monte de los Olivos? Él dijo: "Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Dios guardó silencio y ahora esa vida, esa muerte y esa resurrección es nuestra mayor esperanza para hoy y para lo porvenir.
Te animo a seguir orando por tu deseo, pues tenemos un Dios que no acorta su oído para escucharnos. Su palabra nos afirma en Salmos 34:17: "Claman los justos, y el Señor los oye, y los libra de todas sus angustias". Escoge con sabiduría las acciones que debes tomar, recuerda que nuestra vida está hecha para glorificar a Dios y ese debe ser el deseo legítimo más grande para nosotros sus hijos.
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