Creo que todos nosotros en algún momento hemos estado enfermos, y cuando nos hacemos análisis el médico observa desde afuera algunos síntomas. En el caso de Israel, el síntoma había sido la sequía, que vino como consecuencia de la idolatría, de la desobediencia a Dios y de las prioridades distorsionadas. Cuando Acab acusa a Elías de la calamidad en Israel, hace un análisis profundo de la situación y el origen del mal. En el versículo 18 leemos “Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales”. En estas palabras encontramos el mal que también está en tantas personas hoy en día. Y quizás también sea tu realidad. Esta era la realidad del rey y del pueblo. Dios les había dado la Palabra, pero ellos no la tenían en cuenta. Si no estudias la Palabra de Dios cada día, ¿cómo podrás tomar las decisiones correctas?
Las acciones impías fluyen de pensamientos y actitudes pecaminosas, tales como egoísmo, codicia, celos, ira y resentimiento. Estos pueden ser cambiados solo cuando nuestra mente es renovada por el Espíritu Santo. Cuando pasamos tiempo cada día en las Sagradas Escrituras, el Espíritu Santo transforma nuestra mente y fortalece nuestro ser interior. Pero cuando descuidamos la Palabra de Dios, nos abandonamos a la influencia del mundo y de nuestra “carne”, que se oponen a la vida piadosa, entonces terminamos mal.
Al permitir que nuestra mente y nuestros pensamientos divaguen, nuestros peores temores vienen a nuestra mente, viejas memorias de sentimientos similares resurgen, y comenzamos a sentirnos impotentes. Entonces llegan los sentimientos de verguenza, de dolor, de angustia y hasta de incertidumbre. Dios se glorificó un día frente a los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de Asera, pero luego llegó la impotencia, el miedo y entonces recordamos que somos vulnerables, débiles, frágiles y que solo por la misericordia de Dios estamos en pie.
Vivir conforme a la palabra de Dios requiere que cada pdía hagamos lo correcto, que pongamos en práctica cada cosa que Dios nos dice en su palabra . Dice Santiago 1:21-22 “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Si fuiste confrontado conmigo, déjame tu comentario.
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