En nuestras vidas han habido momentos en los que nos hemos encontrado en una sequía. Las sequías son períodos prolongados de tiempo seco causado por la falta de lluvia, lo que produce escasez de agua. Las condiciones de sequía grave pueden afectar negativamente la calidad del aire. Esto puede empeorar las enfermedades respiratorias crónicas y aumentar el riesgo de infecciones respiratorias como la bronquitis y la neumonía.
Los cristianos no siempre vivimos “junto a arroyos de aguas”pues no siempre nuestra comunión con Dios es lo que debiera ser. Dice el Salmos 1:3 ”Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.“ De vez en cuando pasamos por la experiencia de la sequía espiritual. David expresó esta situación con un lamento angustioso en el Salmos 63:1 “…Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas “. Si terrible es un sequía física, más lo debe ser una sequía espiritual. Quizás te has sentido en algún momento como David, seco espiritualmente, donde pides, oras, lloras y parece que se cerraron los cielos, no hay respuesta , entonces te encuentras en una sequía espiritual.
Dice el Pastor Samuel Rodríguez, presidente de NHCLC en su libro: “Persevera con poder” que “La sequía te revelará, el fuego te refinará y la lluvia te refrescará “. ¿Qué revelará nuestra sequía?,¿Qué tiene que refinar el fuego?y ¿Qué tiene que refrescar la lluvia? Creo que es un proceso, cuando hay sequía en nuestras vidas, se provoca un fuego en nuestro interior que llega al punto de hacer que nos sintamos morir, pero en ese tiempo de sequía somos moldeados,osea somos pasados por el fuego para sacar a flote lo que es real y lo que nunca lo fue y entonces llega la lluvia al refrescarnos y llevarse toda la basura . Esto me hace pensar que hay procesos en nuestra vida en los que pasamos por sequías espirituales, que aunque no las buscamos si llegan es porque algo tiene que ser revelado, refinado y refrescado. Dice Isaías 44:3 Porque derramaré aguas sobre la tierra sedienta, y arroyos sobre la tierra seca; Derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tu descendencia” (Isaías 44:3 ).
Dios siempre en su gran amor está esperando que seamos mejores. Mejores padres, mejores hijos, mejores creyentes y aunque las sequías son provocadas por nosotros mismos, él siempre las utiliza para sacar algo bueno de nosotros. Dice Isaías 43:2 “ Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.“
Yo creo que todos los creyentes experimentamos períodos de sequía en varios momentos de su vida cristiana. Incluso Jesús sintió el aislamiento cuando clamó en voz alta: “Padre, ¿por qué me has desamparado?” (ver Mateo 27:45-47).Sin la cercanía de Dios, no puede haber paz. La sequedad solo puede ser disipada con el rocío de su gloria. Pero Dios nos dice hoy como dice Isaías 43:19-20 “ He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.“
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Comentarios
Que en el desierto, que en nuestros tiempos de sequía, Dios abra estanques de agua, y manantiales en la tierra seca. Que el Espíritu Santo sacie nuestra sed, que nos mantenga conectadas a la fuente de agua viva.
Dios, danos de beber de esa agua que sacia nuestra sed, para que como dice tu Palabra no tengamos sed jamás 🙌🏼♥️♥️