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Cuando comenzamos algún proyecto nuevo, necesitamos quien nos diirija. En un nuevo trabajo, nos ponen un mentor. La realidad es que siempre alguien hizo las cosas primero que nosotros y entonces nos puede dirigir. Cuando vamos de camino a un lugar desconocido y no tenemos un GPS, nos dejamos llevar por el carro que va al frente, si este carro se pierde, nos perderemos. Ese carro es el encargado de guiarte para llegar a tu destino final.
En la vida necesitamos quien nos dirija, quien nos instruya y quienes se conviertan en nuestros mentores. Nuestros padres pueden ser esos mentores que te dirán las cosas porque te aman y no quieren que cometamos sus mismos errores, incluso para ayudarnos a caminar un camino que ya ellos transitaron. Con la experiencia y el amor, seremos guiados a una experiencia y a unos conocimientos que ellos han acumulado a lo largo de sus vidas y que ponen a disposición de nosotros, sus hijos.
Cuando metemos las patas, porque no escuchamos consejos, recordamos un refrán popular que dice: “el que no coge consejo no llega a viejo” y la Biblia lo dice de esta forma en Proverbios 19:20 “Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez.” Pero ¿por qué se nos hace tan tan difícil escuchar el consejo de alguien que ya pasó por lo que tú estás atravesando? El sabio Salomón nos invitaba a tomar consejos y aceptar la corrección.
Entonces, solo se me ocurre pensar cuando vemos a un Verdejo o a un Pablo Casellas, que alguien no dió el consejo o alguien no lo escuchó. Mi oración hoy es que aprendamos a escuchar el consejo, la corrección o la sugerencia de alguien. La Biblia dice: “El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño.”Proverbios 22:3
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