Cuando Dios elige a una persona para encomendarle una misión, comienza haciéndolo su amigo y confidente. Muy naturalmente, lo lleva aparte para murmurarle sus secretos, porque Dios no habla en voz alta. Dice la Biblia: “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.”Oseas 2:14 Aquí encontramos un ejemplo de ello. Así lo hizo Dios con Moisés, Elías, Oseas, Juan Bautista; e incluso con Jesús pasa cuarenta días en el desierto. Cada vez que Dios nos quiere enviar a una nueva asignación provoca un tiempo de desierto.
¡Dios me tiene en el desierto! Si quizás hoy sientes que Dios te ha llevado al desierto. Es interesante pensar, ¿porqué me lleva al desierto? Quizás nos preguntemos por qué Dios prefiere elegir el desierto, un lugar árido, áspero e inhóspito. Un lugar donde hace mucho calor, incluso donde todos queremos ir y cuando llegamos nos preguntamos¿quién me mandaría a querer estar aquí? La razón profunda del tiempo que debemos pasar en el desierto está determinada por la naturaleza misma de la misión y la intimidad que Dios quiere tener con nosotros.
¿Porqué tiene que ser en el desierto? Dios no habla en voz alta como yo Jajaja. Dios me quiere hablar en mi intimidad, en mi silencio, en mis momento de soledad. Es allí en mi soledad, donde estoy vulnerable, donde parece que estás solo, y escuchas hasta el sonido de tu corazón, porque hay extremo silencio. Dice el comentarista Mathew Henry: “Cuando Dios tiene en reserva gracia y misericordia para alguno, lo conduce primero al desierto, a la soledad, y al retiro, para mejor poder conversar con él fuera del ruido de este mundo y a veces a la aflicción y al apuro del exterior, para abrirle así el oído a la disciplina.”
Dios quiere hablarte al oído, te quiere hablar allí donde piensas que todo se acabó, pero ¿sabes algo? Dios me lleva al desierto para hablarle a mi corazón y volverme a enamorar. ¿Cuántas veces se nos olvidan los tiempos hermosos que pasamos con nuestro amado? Nos acostumbramos a estos tiempos hermosos que se nos olvida lo que nos llevó hasta aquí. Dios hoy nos permite momentos de soledad y de desierto para volvernos a enamorar, para volvernos a enfocar, para que afinemos el oído y para que sepamos que Dios nos está preparando para un nuevo tiempo.
Si estás en el desierto, no te desesperes, solo afina el oído que Dios quiere hablarte, pero Dios no habla en voz alta.
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Fanny