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¡Qué triste sería escuchar que Dios me reclame que la generación que me sigue no conoce a Dios por mi culpa!
Los momentos más emocionantes de encontrarse con amigos de la niñez o la juventud es cuando comenzamos a contar historias. En las reuniones de nuestra familia, luego de comer, siempre hay momentos de tertulia, donde contamos historias pasadas. Yadheera cuando era pequeña siempre decía: me encanta este tiempo, "son las historias de los pastores", las conversaciones de los adultos.
La Biblia dice “Los israelitas sirvieron al Señor todo el tiempo que vivieron Josué y los líderes que lo sobrevivieron, aquellos que habían visto todas las grandes cosas que el Señor había hecho por Israel. Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía al Señor ni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel.”Jueces 2:7, 10
Cuanto disfrutamos escuchar lo que Dios hizo en el pasado. ¡Qué hermoso escuchar las historias de sanidades de antes, pero ahora nos toca a nosotros buscar encuentros con Dios para poder continuar contando lo que Dios hizo y sigue haciendo,en nuestros días. La generación de ahora, envuelta en la tecnología, necesita experimentar lo que nosotros experimentamos. Yo he visto a Dios sanar, libertar, transformar, pero necesito contar esas historias para que permanezcan en la mente y el corazón de mis hijas, y puedan contarlas a la próxima generación. No es lo mismo contar lo que alguien dijo, lo que alguien experimentó, a decir Dios hizo esto en mi vida. Yo he visto a Dios sanar, ver como el cáncer viene a devastar una vida, como matrimonios a punto de una firma para el divorcio y como alguien con una vida desastrosa pide misericordia es transformado, cambiado, libertado. Dios en su misericordia nos permite ver a estas personas, contando su historia y siendo testigos de lo que Dios hace en una vida que le cree a él.
La Biblia dice también “historias que hemos oído y conocido, que nos transmitieron nuestros antepasados. No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos; a la próxima generación le contaremos de las gloriosas obras del Señor, de su poder y de sus imponentes maravillas. para que la siguiente generación las conociera —incluso los niños que aún no habían nacido—, y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios y no olvidara sus gloriosos milagros, sino que obedeciera sus mandamientos.”Salmos 78:3-4, 6-7
Hoy te invito a buscar un encuentro con Dios que transforme tu vida y puedas marcar a la próxima generación contándole de esas maravillas. Evitemos que Dios nos llame a cuentas, porque la generación que nos sigue no conoce a Dios.
Déjame tu comentario si hoy pudiste reflexionar conmigo.
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V. Cucuta
Elizabeth