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No podemos permitir que una batalla nos de miedo
y que una victoria nos cautive el corazón.
La victoria la debes conquistar antes de ir a la guerra. Si vamos a la guerra pensando que vamos a perder será imposible ganar si estamos teniendo convicción de que vamos a perder.
David tuvo determinación, seguridad y fe. Tenía la victoria ganada en el corazón antes de la lucha. Toda guerra es espiritual y éstas se ganan primero en el plano espiritual para luego ganarlas en el mundo visible. ¡Si tienes fe, ya ganaste! No vayas a la batalla titubeando, pensando que vas a perder. Tú tienes que tener una fe firme de que Dios te va a respaldar en esa guerra. La victoria de David fue la victoria de Dios. Dice la Biblia “¡Cuánto se alegra el rey en tu fuerza, oh Señor! Grita de alegría porque tú le das la victoria. Pues le diste el deseo de su corazón; no le has negado nada de lo que te ha pedido. Salmos 21:1-2
La victoria de David estaba asegurada antes que pudiera acercarse al campo de batalla.
No se si estás peleando con algún Goliat, o si estás combatiendo alguna guerra, o quizás la tengas que enfrentar dentro de algún rato o en los próximos días. La idea de Dios es que llevemos la victoria siempre con nosotros, que la tengamos dentro, porque ella no viene cuando matamos a Goliat, sino que primero habita en nuestro corazón. Una persona que se siente derrotada, de seguro perderá muchas batallas. Por tanto, es importante creer la victoria antes de comenzar a hacer cualquier cosa.
Saúl no sabía qué hacer ni tampoco su ejército, pero David dijo al rey: “no desmaye el corazón de nadie a causa de este gigante”; Saúl mira a David y le dice: “no vas a poder contra él, nunca has ido a la guerra, no te metas en esto”. Pero David creía en ese Dios que le había dado la batalla contra el león y el oso. David confiaba en que el Dios que lo acompañaba a él era más poderoso.
¿Cuántas veces nos encontramos con personas que han fracasado anteriormente y no sabemos si por miedo o por envidia no quieren que tu logres lo que ellos nunca lograron? Ellos perdieron su batalla en el corazón.
Hoy Dios te llama a que recuerdes que hay victorias que pueden derrotar tu corazón. Antes de que tengas éxito, tienes que verte teniendo éxito. Antes de que tus sueños se hagan realidad, debes mirar a través de tus ojos de fe y verlos cumplirse.
El enemigo no quiere que cumplas tu destino, por lo que inmediatamente trata de desanimarte y desarraigar la semilla que Dios un día plantó en tu corazón. No permitas que ninguna victoria derrote tu corazón. El Dios que te ha llamado a hacer lo que haces, es el mismo que te acompañará en cada una de esas batallas que enfrentas diariamente.
Gracias por reflexionar conmigo.
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