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Desde que recuerdo, llega esta temporada y comienzan los sustos. La temporada de huracanes siempre es sinónimo de incertidumbre y temor de que algún fenómeno arrope nuestro Puerto Rico. Recuerdo los huracanes Hugo, George, y el difícil huracán María.
¡Qué horribles vientos! Al despertar el día después de María y salir a ver los resultados, parecía que nos habían arrancado y nos habían puesto en un lugar deshabitado. Fueron días muy difíciles, viendo destrucción, sin agua y sin electricidad. Reinaba la desolación y desesperación en mucha gente durante tantos días de oscuridad.
Hoy enfrentamos el resultado del huracán Fiona. La Biblia dice: “Ese mismo día, cuando llegó la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Vamos al otro lado del lago.» Entonces dejaron a la gente y atravesaron el lago en una barca. Algunos fueron también en otras barcas. De pronto se desató una tormenta. El viento soplaba tan fuerte que las olas se metían en la barca, y esta empezó a llenarse de agua.”Marcos 4:35-37
Jesús les dijo: “pasemos al otro lado” y de momento se desató la tormenta. Esto me hace pensar que tal vez, antes de que enfrentemos las tormentas de la vida, Dios quiere estar a nuestro lado. El Señor quiere acompañarnos en medio del vaivén de la vida, y que podamos confiar porque Él está presente. Aunque les dijo: pasemos al otro lado, se desató la tormenta. Entonces no quiere decir que no vendrán problemas, solo que promete estar a tu lado en medio de cualquier tormenta.
Al igual que los discípulos se asustaron cuando Jesús se quedó dormido en medio de la tormenta, muchos nos desesperamos. En esos momentos es posible que olvidemos que Dios ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin.
La tormenta, la lluvia y las ráfagas de viento llegarán, pero nuestro Dios ha dicho que estará con nosotros. Él descansa porque tiene el control, y como niños pequeños que confiamos en nuestro padre, hoy te invito a confiar en que tu Padre tiene cada detalle de tu vida calculado. Puedes confiar. Puedes descansar y dormir en paz. Ni la tormenta, ni la tempestad ni ninguna adversidad puede impedir que el propósito de Dios se cumpla en mi vida ni en la tuya.
¡Qué hermoso es tener la seguridad de que Dios está a mi lado como poderoso gigante! Dios nos dice hoy, pasemos al otro lado; confía Él promete estar contigo.
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