www.soyesposadepastor.com
Hay una historia que ilustra el amor de las madres cuando ven a sus hijos en una posición de peligro. Se trata de una madre que hizo con sus zapatos lo que no pudo hacer su hijo con los puños. Su hijo estaba perdiendo un combate de boxeo por paliza. Varias veces había ido al piso con conteo. En uno de los asaltos, su contendor le había arrinconado y le estaba propinando una gran golpiza, cuando de repente salió una pequeña mujer de las últimas filas, quien se las arregló para pasar entre los guardias de seguridad y subir al ring con zapato en mano. Y antes que nadie reaccionara, aquella diminuta madre golpeó repetidas veces con el zapato al oponente de su hijo, abriéndole una brecha en la cabeza que necesitó de atención médica, dejándole sin ganas de seguir boxeando. El contrincante salió del ring, y los jueces le dieron como perdedor por abandono de la pelea.
Ese amor indetenible es impresionante. El amor de una madre es indetenible por aquellos que, como decía en mi entrada anterior, defiendo con uñas y dientes. Uno es capaz de hacer hasta lo que parece insólito o increíble por defender a aquellos que ama. Nosotras nos desvivimos por ellos, en ocasiones no recibimos lo mismo de vuelta, pero es cuestión de tiempo. Un hijo agradecido ama, cuida, agradece y está pendiente. En muchas ocasiones tenemos ese amor que brota a borbotones, dice la Dra. Lis Milland: “el equipaje no pesa, la carga no es carga cuando lo que se lleva en los hombros es amor.” Definitivamente esos desvelos, esas madrugadas cuando estábamos enfermos, cuando algo nos aquejaba como hijos, solo mami sabía como calmar ese dolor. Y ese dolor y esos desvelos no duelen ni pesan. Ayer escuché a Yareethza decir algo que quiere imitar de mi; que cuando sé que algo le pasa insisto e insisto hasta que me lo dice. ¡Nunca me rendiré! ¡Jajajaja! A veces la mejor medicina es un simple abrazo, una oración cargada del más sencillo y dulce amor, aunque nos creamos grandes y pensemos que lo podemos solucionar solos.
No hay mejor oración que aquella cargada con un amor indetenible, un amor que rompe fronteras. No es un amor ciego, (si lo hiciste mal, tienes que pagar), pero es indetenible, va en contra de la corriente, defiende.
La mujer cananea fue probada, ella descubrió el poder que hay detrás de la súplica. Ella estaba suplicando ayuda porque su hija sufría de un ataque del infierno. Pidió ayuda y la respuesta no fue la que esperaba, pero no se rindió. Ella descubrió que la falta de una respuesta al momento, no significa una total negativa divina. Aquí tenemos el ejemplo de una madre que por amor a su hija no disminuyó la intensidad de su súplica. Solo una madre es capaz de hacer esto. A ellas no las vencen las circunstancias. Sus hijos son un tesoro sin precio. Por ellos, ellas son capaces de esperar lo necesario. Eso es un amor indetenible. Ese amor de madre es comparado con el amor de Cristo que estuvo dispuesto a morir. Un amor indetenible.
Ama cada día con más intensidad, con más amor y dedicación por aquellos que Dios te entregó para cuidar y los que se han añadido.
Si esta entrada te llegó al corazón, déjame tu comentario.
Comentarios
V. Cucuta
Att. Una madre que ora sin cesar.
Así mismo, mas que una oración es una súplica que mantengo para que Dios vuelva a mi hija al Camino.
Y tampoco me vencerán las circunstancias.
Gracias pastora por que tu tampoco te detienes en cada oración por tus hijas de Roca Fuerte.
Aleluya!! Te amo. Dtb.