En el hogar que Dios nos ha regalado, nuestros hijos o quizás los nietos serán nuestros primeros discípulos. En otras palabras, me toca invertir y dejar una herencia espiritual en aquellos corazones que Dios ha puesto a mi cuidado. Es muy importante que ellos sepan que tú oras regularmente por ellos, que sus preocupaciones y situaciones las llevas en tus rodillas diariamente.
Para mí siempre fue un descanso saber, cuando vivía en mi casa con mis padres, que mis oraciones a Dios eran reforzadas siempre por el respaldo o “backup” de mis padres. Aún hoy que ya no soy una niña tengo la seguridad de que mi mamá y mi suegra llevan mi casa en sus oraciones.
Siempre recuerdo que mis hijas dicen: “Si necesitas que Dios conteste, habla con Ma’ Aida, que a ella Dios la escucha”. Eso me hace reír, pero en realidad parece que ella tiene un SOS directo con el cielo. ¡Qué mejor ejemplo que ese! También recuerdo en una ocasión que cuando Yareethza entró a la universidad quería hacer una audición para entrar a un coro y a mí no me agradaba la idea. Entonces ella fue e hizo la audición mientras yo oré: “Señor, solo si es tu voluntad que pase dicha audición.” Ella tenía la certeza de que la pasaría, pues su educación anterior lo garantizaba, y frustada dijo: “Mira, no pasé la audición, qué raro.” Entonces yo le dije: “Yo oré y solo dije, ‘Señor solo si es tu voluntad...’” Ella, entre molestia y confusión dijo con sarcasmo: “Mami gracias…” Y yo volví a recalcar: mi oración decía “solo si es tu voluntad”. Yo no sabía el futuro, ni ella tampoco, pero Dios sí está pendiente al clmor de una madre que ora con amor por aquellos que ama y cuida como una gallina a sus polluelos, con uñas y dientes, igual que una leona con sus cachorritos.
Tantas veces vamos caminando por la vida sin la certeza de cuál es la voluntad de Dios o cuál no es su voluntad. La voluntad de Dios no está ligada a mis deseos, pero puedo descansar en que Dios sí tiene el control de mi vida y de la vida de los míos. Mis deseos no influyen en la voluntad de Dios, pero sí puedo descansar en que él está en control. Mi oración me da la seguridad de que, pase lo que pase, algún plan tiene Dios para conmigo, y es perfecto.
Como madre quiero dejar esta herencia: que la oración sea un hábito constante. Dice en Salmos 78:2-4, “Abriré mi boca en proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo.”
Hoy es el momento de invertir en tus hijos, nietos y toda la generación que se levanta; no lo puedes dejar para mañana, porque entoces algún día te preguntarás: ¿fui una buena madre para mis hijas(os)? Esa pregunta puede causarte mucha satisfacción, o mucho dolor… depende de ti.
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Comentarios
Dios bendiga el matrimonio de Yadheera… ¡Dios es bueno!
¡Bendiciones pastora!
Si hoy estoy aquí, ha sido por la gracia de Dios y porque tengo una madre luchadora y una abuela que ha sostenido nuestra familia en sus rodillas. Me recuerdan a Loida y Eunice, abuela y madre de Timoteo, que inculcaron y modelaron su fe. La semilla que han sembrado en mi comienza a dar fruto y me siento bendecido de tenerles en mi vida.
¡Qué bendición poder leerle!
Cuida de los
Nuestros siempre