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Una mujer no quiere ser igual a un hombre, pero al mismo tiempo no quiere sentir que se le trata ni se le considera inferior. Tiene un fuerte deseo de ser guiada, protegida y cuidada, sin sentirse inferior ni ser menospreciada. Sus sueños son cónsonos con su realidad interior. Incluso mis sueños, si están alineados al plan de Dios, serán los mismos sueños que los de mi esposo, porque Dios nos ha unido para que seamos efectivos en la asignación que nos entregó, como pastores, como padres. No puedo imaginar unos padres que nunca estén de acuerdo, porque traerían desorden a la familia y a la crianza de sus hijos.
Creo que Dios le da a cada persona lo que necesita. Pone talentos y habilidades en cada persona de acuerdo a la necesidad de la gente que le rodea y de acuerdo a su corazón. Siempre supe que sería maestra, pues desde niña ese deseo nació en mí. Nunca pensé en todas las demás tareas que hago, pero lo que hago lo hago con pasión porque nace de mi corazón.
Una vez alguien me dijo que yo no recibía lo que quería porque mi propósito era igualar a Henry (mi esposo) y en ese momento mi corazón se dolió, pues sentí que apreciaron algo erróneo de mi persona. Mi esposo tiene su forma de ser, muy peculiar por cierto, pero al yo unirme a él, nunca he querido igualarlo, parecerme o imitarlo. Sé muy bien que soy esa parte del ministerio que él necesita, soy la esposa que necesita, soy la madre que nuestras hijas Yadheera Noríe y Yareethza Noríe necesitan. Soy esa persona que Dios puso a su lado para consolarlo y apoyarlo.
Muchas veces encontramos personas que quieren imitar lo que haces, lo que dices, y cómo te vistes. Sin embargo, personalmente, yo solo quiero parecerme a Cristo. Quiero que cuando yo hable la gente escuche a Cristo. Entiendo que si no logro eso, habría perdido toda mi vida. Quiero cada vez más ser semejante a Cristo y sé que solo puedo lograrlo a través de mi entrega a Dios.
Dice en Romanos 12:2, «No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.»
La voluntad de Dios es que cada día lo honre con mi vida, que cada día me parezca más a él, y entonces se cumplirá su propósito en mi vida.
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Gracias amada Pastora! ❤️