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Dios es tan oportuno y definitivo que saca tiempo para bendecir a sus hijos. ¿Te ha pasado que conoces gente que, sin pensarlo dos veces, te paga la comida, mientras piensas en silencio que no tenías ni un solo centavo? De esos que te envían una transferencia de dinero, les preguntas para qué es ese dinero, y te contestan: "Sentí enviártelo". Dios dijo una vez, y lo ha repetido tantas otras: “Si tú te ocupas de mis asuntos, yo me ocuparé de todo aquello que necesitas, y aun de tus caprichos".
La palabra habla de una bendición que sobra y abunda. Siempre hablamos y deseamos ser "bendecidos para bendecir", y la mayoría de las veces no nos damos cuenta de que esa persona eres tú y soy yo. Tú eres esa persona a quien Dios le provee todo el tiempo, sus necesidades, pero también a quien le complace sus caprichos. Tú eres esa persona que solo levanta su vista al cielo pensando que necesitas algo y de momento llega una persona y te trae lo que tu corazón anhelaba. Así te bendice tu Padre. ¡Ese es el Dios a quien le sirvo!
Cuando hablo de siembra, viene a mi mente lo que dice la biblia en 2 Corintios 9:6, “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
Alguien sembró en mi vida y me bendijo, y hoy yo soy quien recoge. Si lo piensas, probablemente también es tu caso.
Si un granjero va con un cargamento de cualquier semilla y las planta en un campo estéril, ¿qué fruta espera cosechar? ¿Sandía? ¿Pepinillos? No. Él va a obtener lo que sembró. Ni siquiera lo duda. Ni se lo pregunta. Porque lo que siembres es lo que vas a cosechar.
Si quieres ser bendecido, solo aprende a sembrar. ¿Qué significa sembrar? Esto puede resultar tanto positivamente como negativamente en tu vida. Si estás plantando semillas de bondad, ¿sabes qué? Las personas van a ser amables contigo. Si perdonas a otros, ellos te van a perdonar. Si eres generoso, las personas van a ser generosas contigo. Pero si estás enojado todo el tiempo, las personas van a responder con enojo. Si engañas a otras personas, las personas te van a engañar. Si dices chismes sobre otros, ¿adivina qué? Las personas van a decir chismes de ti.
La ley de la reproducción dice que cosechas lo que siembras, pero el principio de la multiplicación dice que siempre vas a cosechar más de lo que siembras.
“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” (Isaías 55:10-11)
Cada persona obtendrá un fruto según la semilla que siembre, cuide, riegue y coseche. El proceso de la siembra es laborioso, el agricultor primero debe seleccionar la semilla, preparar la tierra, sembrarla en el tiempo adecuado, cuidarla, abonarla, regarla, esperar y finalmente cosechar.
"Usted cosecha lo que siembra" es cierto tanto positivo como negativamente. "Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna" (Gálatas 6:8). Este versículo resume muy bien el principio. Cuando somos egoístas, orgullosos, injustos, pecaminosos, y confiamos en nuestra propia capacidad o valía para salvarnos, estamos "sembrando para la carne", y la destrucción nos espera. Pero cuando somos altruistas, generosos, amables, y dependemos de la provisión y salvación de Dios, estamos "sembrando para el Espíritu" y segaremos vida eterna.
Preguntémonos hoy: ¿Qué estoy sembrando? Eso cosecharemos.
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