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Cuántas veces hemos escuchado la frase: “No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”, pero nunca nos hemos detenido a reflexionar sobre ella. Porque tenemos la fea y mala costumbre de no valorar lo que tenemos en su momento. Así como de apreciarlo, cuando ya es tarde.
Como podemos ver Sansón había sido escogido desde el vientre de su madre para ser alguien especial, Dios tenía grandes propósitos para su vida, lamentablemente Sansón no los valoro a tal punto que creció y fue adulto y no buscó la forma de cumplir el propósito de Dios al contrario, sus impulsos y naturaleza pecaminosa lo llevaron al fracaso.
Sansón no valoró todo lo que implicó el llamado de Dios. Sansón se deja seducir por una mujer. Antes había sido capaz de resistir la presión de la mujer cuando le pedía la solución de la adivinanza, pero Dalila le pregunta por el secreto de su fuerza, en vez de rechazar abiertamente la tentación, se entretiene con ella respondiendo con evasivas hasta que finalmente accede a sus peticiones. Al revelar el secreto de su fortaleza, pudo ser vencido con facilidad por sus enemigos, que lo apresaron, le arrancaron los ojos y lo condenaron a trabajos forzados. Cuando Sansón rompe su compromiso con el Señor, pierde el poder extraordinario del que gozaba y experimenta que sólo con sus fuerzas es fácilmente vencido.
Cuando no valoro lo que tengo puedo perder hasta mi vida. El perder el cabello era la evidencia de su descuido espiritual. ¿Qué Dios entregó en tus manos? ¿Lo perdiste?
Aveces no valoramos una amistad, a nuestra familia, un talento, trabajo o simplemente no valoramos a quien Dios puso a nuestro lado. Esos amigos que te recuerdan el propósito de Dios, a tu esposo o esposa que parece un disco rayado y solo te recuerda aquello que es indispensable. Sabes también, quizás tienes un talento, una habilidad o algo,que sabes hacer cantar, enseñar y simplemente lo has guardado o dejado,en el olvido porque alguien más lo puede hacer.
Cuidado, lo que Dios te dio a ti, es tuyo y nadie te lo quitará, pero de igual manera vendrá un día a buscar el fruto de eso que puso en tus manos para hacer. Y como a la higuera “Finalmente le dijo al jardinero: “Llevo tres años esperando, ¡y no ha producido ni un solo higo! Córtala, solo ocupa espacio en mi jardín”.”Lucas 13:7 NTV
Hoy el llamado es a valorar lo que tienes en tus manos, porque sino es así, lo perderás.
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