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Tantas veces que me pregunto por qué. ¿Por qué pasan las cosas? Desilusiones, pérdidas, dolores, angustias, traiciones, rencores, tormentas, desafíos.
En innumerables ocasiones la vida que veíamos imponente, de momento se acaba. En otras ocasiones lo que parecía imposible, pasa. La vida es frágil y de un momento a otro toma giros inesperados. Por esto llega la incertidumbre a nuestra vida, y llegan las preguntas sin contestación y el "¿por qué a mí? Pero preguntémonos: ¿por qué no a mí?
Esas preguntas y luchas muchas veces son la plataforma de lanzamiento para el cumplimiento de nuestros propósitos en Dios. Según lo dice Lis Milland en su libro _Gana la batalla en tu interior_: "La ansiedad y la depresión no son lugares estacionarios, son parte de los procesos que todos pasamos para llegar de un lugar a otro."
La biblia dice que el profeta Elías, después de haber visto cómo Dios lo honró frente a los profetas de Baal, se fue y se escondió en una cueva y le pidió a Dios que le quitara la vida. Esta es una clara muestra que Elías se encontraba en depresión. Había visto a Dios, pero de momento se le olvidó. Este hombre, que hacía oraciones tan poderosas como para provocar que Dios hiciera que la lluvia y el rocío se detuvieran por tres años y medio, y que luego volviera a llover, ahora oraba deseando morirse. Imagino a Elías queriendo decir: “Ya no puedo hacer esto más, Señor.” El trabajo era estresante, agotador, y parecía que no lograba nada. Aunque Dios lo utilizó durante un momento importante en la historia de Israel para oponerse a un malvado rey y traer avivamiento a la tierra, la vida de Elías estuvo llena de confusión y de muchas preguntas sin contestación. A veces él fue valiente y decidido, y otras veces temeroso y vacilante. Vivió victorias y derrotas, y también la recuperación de una depresión. Elías conoció tanto el poder de Dios como las profundidades de la depresión, a causa de las muchas preguntas sin contestar.
A todos nos tocan esos momentos de preguntas sin contestación, y es en esos instantes en que podemos decir como el cantautor: "Aunque mis ojos no te puedan ver, te puedo sentir; sé que estás aquí."
La guerra más fuerte que enfrentamos diariamente es la guerra en nuestra mente, los pensamientos que atormentan nuestro corazón. Hoy, mañana y todos los días, te invito a tener a Dios como aliado para vencer los pensamiento de derrota, de fracaso e impotencia. Cuando lleguen a tu mente preguntas sin contestación, pensamientos y emociones difíciles, declara como el salmista: “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón. Aunque contram mí se levante guerra, yo estaré confiado.” (Salmos 27:3) Descansa y vive confiado.
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Comentarios
Yo supe lo que es estar en depresión y más aún, qué son los ataques de ansiedad. Pero he hecho mio el Salmos 62:2 "Sólo Jehová es mi Roca y mi Salvación; Él es mi Protector." 🙌💖🙌
¡Jamás habré de caer!