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En este tiempo todo tiene un filtro. Las fotos, las canciones, casi todo aquello que parece ser real, en realidad no lo es. Por ejemplo, es común ver personas que se hacen muchos arreglos en el cuerpo, la cara y todo lo que tiene que ver con su físico. No son reales.
Alguien cantaba hace un tiempo: "Hay que ser original...", y he escuchado a muchos decir: "No mueras como una copia." Sin embargo, cada día aumentan las cirugías plásticas, el botox y sabrá Dios qué más. Esto me dice estamos lejos de "no morir como copias", que no estamos conformes con la manera como somos o cómo nos vemos. Pienso que tal vez muchos cargamos con el pensamiento inconsciente de que Dios se equivocó al darnos el pelo así, o la nariz de esta forma, o quizás los ojos redondos, prefiriendo yo los alargados. Dios nos hizo, pero muchas veces al mirarnos al espejo no nos gusta su trabajo.
Quienes nos conocen saben que mi piel es muy blanca, y que mi esposo tiene un poquito más de color. Mi pelo es lacio y el de él es rizo. ¿Cuál fue el resultado? Cuando Yadheera Noríe nació su pelo se fue poniendo rizo y cada vez era más difícil peinarla. Ella nunca estaba despeinada; siempre tenía su pelo muy hermosamente recogido, pero un día me dijo, en su ignorancia de niña: Mami, ¿por qué no tengo el pelo como tú? Le expliqué que su pelo era como el de su papá, pero ella insistía en querer el pelo como el mío. Madre al fin, busqué mil alternativas para mejorar su experiencia con el pelo rizo. Intenté todas las cremas que me recomendaban, hasta que un día opté por un alisado, y eso resultó en que cada tres a seis meses tenía que retocar su alisado, había que secar y estirar el pelo con blower, pasar plancha, hacer "dubi", no se podía mojar en la lluvia, y jamás estar cerca de la humedad. Aun así, nunca llegó a tener el pelo igual que el mío. Simplemente esa no fue la forma que Dios le dio a su pelo y un día, hace algunos años, se cansó y decidió aprender a amarlo y manejarlo como Dios se lo regaló.
Este es un ejemplo sencillo de nuestra naturaleza inconforme, no solo al momento de mirarnos en un espejo, sino de muchas otras maneras. Siempre queremos algo que tiene otra persona y como no lo encontramos buscamos filtros y modificaciones que nunca funcionarán al 100 % por que no son originales. Queremos el cuerpo de aquella artista, o las piernas, o el pelo. Siempre deseando algo que no es nuestro, ni original.
Es triste escuchar a muchas personas que buscan felicidad cambiándose el color del pelo, el color de los ojos, la forma del cuerpo, pero ¿por qué? ¿A qué viene tanta inconformidad con lo que Dios creó? Dice Eclesiastés 3:11- "Todo lo hizo hermoso en su tiempo y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin".
¡Qué hermoso sería vivir agradeciendo al Señor porque nos hizo así! Por nuestro pelo, por nuestros ojos. Sería tan saludable que nuestros hijos aprendan de nosotros a ser agradecidos y a entender que somos perfectos porque Dios nos hizo.
No vivamos con un filtro o con una máscara que oculte la realidad de quienes somos. Dios conoce nuestro corazón, pero sería liberador que también nuestros amigos, vecinos, compañeros y familia también nos conozcan en realidad.
Seamos reales. Seamos genuinos. Seamos libres, porque así nos hizo Dios.
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Comentarios
Debemos aceptar nuestros
Padres/Familia, Momento en la historia, Género, Nacionalidad, Raza, Orden de nacimiento, Capacidad mental, y Características físicas. Todo tiene un propósito pues Dios todo lo hace perfecto, el mal nos trata de distraer o confundir. Dios la bendiga siempre, gracias por la reflexión.