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¡Wao! Qué interesante me estuvo cuando leí esto de una hermosa mujer llamada Marie Griffin. “No todo lo que está viejo se bota. Hay cosas que se restauran.” Esta impresionante declaración estremeció mi corazón, pues en ocasiones tenemos cosas que pueden servir, y solo porque no nos gustan, porque queremos hacer un cambio, las botamos. Pero, ¿y qué hay de las relaciones, las amistades e incluso aquello que está bueno? ¿Por qué hay que botarlo todo?
Todos conocemos la historia del alfarero en el libro de Jeremías. Este alfarero, si algo se echaba a perder, volvía a hacerlo todo nuevo. Nosotros no somos tan diestros como Dios. Por lo tanto, podemos restaurar algo físico como un mueble, ponerle pinturita a algo, o coser algún parcho, pero ¿qué hacemos cuando lo que necesita arreglo es nuestra relación con Dios?
Esa relación solo la puede restaurar Dios, por medio de un verdadero arrepentimiento, de un corazón contrito y humillado. Cuando pecamos no podemos reparar nuestra relación con Dios poniéndole pintura o pega; solo necesitamos recordar que fallamos. Dice en Jeremías 29:13 — “... Y me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón.” Yo soy de esas personas que se derriten cuando alguien dice: “Yo quiero a Cristo en mi vida.” Me conmuevo porque me puedo imaginar que hay fiesta en el cielo cuando un pecador se arrepiente; porque se ha restaurado una relación que se había roto.
¿Ves? No todo lo que es viejo se bota, no todo lo que se rompe es inservible. Hay cosas que se pueden restaurar.
En la biblia hay una historia de una mujer que, luego de haber salido de Belén hacia Moab, se fue a un lugar donde perdió todo, su esposo y hasta sus hijos... se encontró desamparada. Noemí sentía amargura en su corazón, pues según su criterio Dios fue el culpable de su desgracia. Muchas veces cuando nos encontramos en adversidades buscamos un culpable, pero el único que es capaz de restaurar todas las cosas se llama Dios.
Isaías 43:18-19 dice: “Consideren las cosas antiguas. He aquí que yo hago una cosa nueva; pronto surgirá. ¿No la conocerán? Otra vez les haré un camino en el desierto, y ríos en el sequedal.” La restauración viene como consecuencia de volvernos al Señor y alinearnos a su perfecta y buena voluntad. Cuando tenemos una pérdida, en muchas ocasiones se nos hace difícil aceptar ayuda, pero hoy Dios quiere restaurar lo que perdiste, volverte a poner en el lugar que te corresponde... porque no todo lo que se dañó se bota.
¡Es momento de RESTAURACIÓN!
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