https://linktr.ee/Pastoranoryb
www.soyesposadepastor.com
“En Ti confía mi corazón, en Ti reposa mi alma…” El corazón se cansa. Literalmente, se cansa. En términos médicos se le conoce como insuficiencia cardíaca; es cuando el corazón se debilita, se agota y comienza a dejar de bombear la suficiente cantidad de sang
re para nutrir correctamente al resto del organismo. Es un problema de salud de gran importancia. Y ¿qué de aquel corazón endurecido, cansado, agotado?
Un corazón endurecido muchas veces es el que se resiste a obedecer la palabra de Dios. Es un corazón que está inmune a las advertencias del Espíritu Santo. Por ejemplo, el corazón de Saúl nunca se inclinó a hacer lo que Dios decía, siempre quería hacer su voluntad. Su corazón estaba centrado en él mismo y sus deseos. Su devoción a Dios era impulsiva y esporádica. En cambio, el corazón de David estaba siempre dispuesto a obedecer, por seguir la voluntad de aquel que lo había llamado, estaba siempre centrado en Dios. La misma Biblia declara que David tenía un corazón conforme al corazón de Dios.
Nosotros no podemos permitir que nuestro corazón deje de bombear la sangre que purifica, sana y restaura. Es necesario pedirle a Dios que nos dé un corazón que no se canse de alabarle, de buscarlo, de servirle. ¿Será verdad que un corazón puede cansarse? Quizás nuestro corazón no se ha cansado de bombear sangre, pero sí de no recibir respuesta, de no recibir lo mismo que da.
Recuerdo un día en que me llamaron y me dijeron: “Tu mamá está en sala de emergencias. Le van a poner un marcapasos.” Su corazón no estaba funcionando bien. Me preguntaba a mí misma: ¿cómo es posible?, si ella cuidaba, bendecía, protegía y amaba, ¿porqué había que poner un marcapasos en su corazón? Quizás al no recibir lo mismo que daba, se cansó. ¡Eso es una gran lección!
En Gálatas 6:9-10 dice: “Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.”
Tú y yo no nos podemos cansar de hacer el bien, aunque nadie más lo haga. No te canses de amar, aunque nadie te diga que te ama; no te canses de sembrar, aunque no veas en qué se invierte tu siembra. ¡Dios nos entregó una encomienda! Y también nos entrega una esperanza... a su tiempo cosecharemos si no nos cansamos.
No le permitamos al corazón que se olvide de esa encomienda, porque entonces dejará de bombear sangre y morirá. Avivemos la esperanza de cuidar, bendecir, proteger, entregar… solo por amor.
Como dice Jacobo Ramos: ”Dile al corazón que camine…”
Comentarios
Felicitaciones mi estimada .. bravo! 🙏
La gracia de sentir el poder de Dios en tu vida te da fuerzas y ánimo para seguir hacia adelante sabiendo q él tiene el control.
Que tu corazón trabajará hasta q él quiera
E