¿Hasta dónde te lleva a accionar el amor por Dios? “Cuando acabaron de desayunar, Jesús le dijo a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más de lo que me aman ellos? Pedro le contestó: —Sí, Señor. Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: —Cuida a mis ovejas.” (Juan 21:15) ¿Estaba dispuesto Simón a hacer lo que Jesús le estaba pidiendo? ¿Cuánto estamos dispuestos a hacer nosotros?
¡Qué hermoso es escuchar sobre el amor de Dios por nosotros! Ese amor nos estremece. Me duele pensar que Dios fue capaz de enviar a su Hijo a morir en mi lugar. Y entonces pienso: ¿Qué estoy dispuesta yo a hacer por Él?
Hace varios años, específicamente en julio del 2014, mi esposo, el Pastor Henry, planificó viajar a la República de Haití. Resulta que un compañero pastor nos regaló un terreno en Haití y Henry tenía que ir a ver el lugar, recibir y firmar el contrato. Varios domingos antes del viaje pregunta a la iglesia: ¿Quién quiere viajar conmigo a Haití? Y yo levanté la mano como un resorte. Él me miró y no dijo nada. Días después estaba comprando los pasajes, y me pregunta: ¿de verdad quieres ir a Haití? Y le respondí que sí.
Hay ocasiones en que esos impulsos que recibimos de parte de Dios nos llevan a hacer cosas que nunca imaginamos. Les cuento que ese viaje a mí me cambió la vida, aunque allá varias veces escuché la voz del enemigo que me quería hacer renegar y cuestionar por qué estaba en Haití. ¿Qué hacía yo en un lugar remoto donde se iba la electricidad por 15 minutos, después por una hora? ¿Qué hacía yo cruzando la locura de la frontera República Dominicana - Haití?... Sin embargo, fue una experiencia que marcó mi vida.
Hubo varios viajes después, y sé que vendrán muchos más, pero ese fue inolvidable para mí. Recuerdo el beso que una hermosa niña haitiana me dio en la mejilla, y me transformó. Dejar mis comodidades y ver cómo viven nuestros vecinos haitianos hizo que comenzara a afinar el oído a lo que Dios quería para mi vida. ¡Pude experimentar tantas cosas en mi interior! Aún hoy, mientras escribo, siento lágrimas bajar por mis mejillas al recordar aquel viaje de julio del 2014.
¡Qué mucho nos falta por aprender! No aprenderemos hasta el día en que comencemos a creer cada palabra dada a nuestra vida. No aprenderás ni verás el propósito de Dios cumplido hasta que comiences a tomar lo que Él te ha entregado. Si Dios te ha dicho que vas a hacer esto o aquello, debes comenzar a creer y actuar. De lo contrario, no verás eso que Dios ha dicho sobre ti ni verás esas palabras cumplidas. Dice la palabra de Dios en 2 Corintios 4:13, “Creí por lo cual hablé”. Hasta que yo no crea lo que Dios ha dicho en la eternidad y lo asimile no voy a ver Su propósito cumplido en mí.
¿Cuánto estamos dispuestos a hacer o a dejar por amor? La Biblia dice que Dios le dijo a Abraham: “Vete de tu tierra y de tu parentela...”
“Dios le dijo a Abram: «Deja a tu pueblo y a tus familiares, y vete al lugar que te voy a mostrar.»” (Génesis 12:1) Abraham obedeció a medias; no dejó a su sobrino Lot. ¿Y saben lo que pasó? Tuvo muchos problemas. Pero esa es otra historia...
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Comentarios
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