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La rebelión es oposición a la autoridad. La rebelión puede volverse violenta, pero también puede permanecer sin expresarse. La rebelión siempre comienza en el corazón. La rebelión contra la autoridad de Dios fue el primer pecado de la humanidad. Lo encontramos en Génesis 3. Si vamos a la historia de aquel ángel de luz llamado Luzbel, vemos que se enorgulleció y se dice que probablemente quiso la posición del Hijo. Este promovía la rebelión y seducía a los ángeles, bajaba y subía y sembraba la discordia y la deslealtad contra Dios. ¡Cuidado!
Dice la Biblia en 1 Samuel 15:23, "Porque la rebeldía es como el pecado de adivinación, y la obstinación es como la iniquidad de la idolatría.”Fuerte, impactante y retante. En ocasiones hablamos de rebelión y solo pensamos: “Yo nunca he sido rebelde” o “Yo no soy rebelde”, pero si vamos a la raíz de la palabra, en el diccionario dice que rebeldía es levantamiento contra la autoridad, es resistencia a obedecer, es revolución, es sedición. En otras palabras, es desobediencia. Entonces hemos sido rebeldes porque somos de los que hemos dicho: “Yo lo puedo hacer mejor que él”. ¡Cuidado si por tu mente ha pasado esa expresión! Si has criticado, señalado e incluso murmurado contra la persona que Dios te puso como líder, entonces sí has sido rebelde.
El rebelde es uno que desafía la autoridad no recibiendo la corrección, no escuchando la voz de consejo. Yo puedo tener mi forma de pensar, puedo tener mis ideas sobre algo, pero cuando simplemente hago como el rey Saúl –quien desobedeció porque pensaba que su idea era mejor, luego se justificó y terminó mintiendo– me convierto en rebelde. La Biblia dice que Dios dijo de Saúl: “Me pesa haber puesto como rey a Saúl”, y entonces le dice a Saúl: “Como desechaste la palabra de Jehová, Dios te ha desechado para que no seas rey”. El lugar donde Dios nos ha puesto es solo por su misericordia y entonces tenemos que entender el mismo Dios que nos posicionó, nos puede remover.
Tenemos que entender que a Dios le deleita la obediencia y toma muy enserio las consecuencias de la desobediencia.
Mientras escribo, pienso que desde pequeños venimos con este inclinación a desobedecer, a intentar forzar la cosa a ver si ganamos la guerra de poder, del control. Entonces, a quienes somos padres nos corresponde enseñarles a nuestros hijos las bendiciones que trae el obedecer y las consecuencias trágicas que trae la rebelión o la desobediencia. La mejor manera de enseñar esto es el ejemplo. Si no obedeces las reglas, no obedeces las leyes de tránsito, no obedeces a tus mayores, entonces no puedes pedir que alguien te obedezca a ti.
Nosotros nacimos con ese ‘chip’ de resistencia, de levantamiento en contra de la autoridad. Seré más clara aún: si yo no entiendo que en mi casa quien tiene la última palabra no soy yo sino mi esposo, tengo un problema. Esperen. No estoy diciendo que soy una esclava; simplemente entiendo que la Biblia dice que el sacerdote de mi casa es mi esposo, dice que el es la cabeza. ¡Soy una esposa amada y feliz!
Cada uno de nosotros tiene una función. Él es la cabeza y yo puedo ser el cuello (jajajaja). Siempre les recuerdo a las mujeres de Roca Fuerte que a nosotras, las mujeres, nos corresponde mantener la presencia de Dios en la casa. Si yo no me apropio de esa función, no puedo entonces quejarme de que los roles en mi casa se distorsionen.
Entiendo que en esta nueva modalidad todas las funciones en casa son compartidas, pero la Biblia es clara con asignar posiciones de responsabilidad espiritual y trascendental en el matrimonio y de igual manera en el Cuerpo de Cristo. No puedo olvidar que tengo dos chicas en mi casa y lo que yo haga, cómo trate a mi esposo, y cómo respete a mi esposo, es lo que ellas aprenderán y repetirán con su futuro esposo. Sobre todo, no puedo ir en contra de las funciones asignadas por Dios, pues a cada uno Dios nos pedirá cuentas por aquello que puso en nuestras manos para hacer.
Cuidado- ¡Puedo ser rebelde sin darme cuenta!
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Comentarios
1 Pedro 5:4 (TLA)
Y ser rebeldes con los padres tampoco.
Muchas veces somos los jóvenes que caemos en rebelión.
Una palabra dura, que confronta pero que edifica y disciplina. ¡Amén!
Hay que ser como Cristo
Bendiciones!
Y gracias por estas reflexiones que tanto me ministran😘♥️