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Es triste ver padres que quieren que sus hijos los sigan por imposición. Es triste escuchar a hijos decir: “Quiero ser como...”, y que ni siquiera se acerquen a mencionar el nombre de sus padres. Conocemos personas que, aunque no quieran, imitan a sus padres, en lo malo y en lo bueno. Aun los hemos escuchado decir: “Yo me quiero parecer a cualquier persona menos a mi papá o a mi mamá, porque él/ella hizo esto y esto y esto malo, y al pasar del tiempo los vemos actuando igual a lo que siempre renegaron.
Pablo dijo en 1ra Corintios 11:1, “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. Es bien difícil decirle a esta generación emergente que imiten algo que no ven. Por lo tanto, siempre les será más fácil imitar o seguir aquel que es deportista, cantante y famoso, aunque lleve una vida que intercambie lo correcto y lo moral por el aplauso de la gente.
Es complicado que alguien desee seguirnos si se lo imponemos. La Biblia nos enseña a ser luces en el mundo. Dice en Mateo 5:16, “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Se necesita un esfuerzo para cambiar quienes somos y es casi imposible cuando nos negamos a separarnos de las malas influencias.
El proceso de ser madre de dos hijas me ha llevado en muchas ocasiones a ser como una leona. Las leonas dan a luz a sus cachorros lejos de la manada. Normalmente, una leona tendrá entre uno y cuatro cachorros en una camada. Dado que los cachorros nacen completamente indefensos, ella los mantiene ocultos de todos los animales, incluyendo de su propia manada. Los cachorros ni siquiera abren los ojos hasta las dos semanas de edad. Cuando tienen cerca de ocho semanas de edad, finalmente se los presenta a su manada. Asimismo, me corresponde cuidar y proteger a mis chicas de cualquier influencia que se acerque para dañar.
Tengo dos hijas, Yadheera Noríe de 25 años y Yareethza Noríe de 20. Ellas son un regalo que Dios me entregó. Siempre recuerdo que ambas, de manera diferente, han sido atraídas por propuestas buenas y otras menos buenas. Por ejemplo, mi hija mayor, Yadheera Noríe, hace un año y medio está fuera de Puerto Rico porque recibió una propuesta de trabajo. En ese momento en que estaba considerando esa propuesta el corazón se apretó, y se aprieta cada vez que tiene que irse. Especialmente en este tiempo en que, gracias a nuestra amiga la “pandemia”, no puede venir a Puerto Rico. Entonces recuerdo que está viviendo lo que Dios ha dicho desde que nació. Simplemente es el cumplimiento de la palabra que descansa sobre su vida. Allá donde está sigue recibiendo distintos tipos de propuestas. Yareethza, de igual manera, recibe constantemente propuestas relacionadas a sus estudios, su carrera de modelaje, o sus intereses. Yo decido confiar en que el Dios que me las regaló y que me premió con ellas, es el mismo que sigue escribiendo su historia.
Siempre recuerdo que cuando tenían que irse a algún lugar lejos de nuestro lado, mi esposo, su papá, les decía: “Mamita, nunca olvides quién eres”. Sé que esa frase las acompaña a ambas donde quiera que van, y retumba en sus oídos al momento de recibir propuestas o tener que tomar una decisión.
Dios es fiel, y no me cabe duda de que cada día es un momento de aprendizaje. Sin embargo, de igual manera sé que siguen siendo expuestas a distintas propuestas diariamente, pues no es fácil el mundo en que les tocó vivir. Sé que el Dios que las ha acompañado hasta este día, las seguirá acompañando el resto del camino.
Las influencias no faltan, y siendo la música una pasión de ambas, pienso mucho en el peso que tiene sobre sus corazones lo que escuchan. En este tiempo vemos expuesto en canciones lo que antes era un tabú. A menudo me dedico a preguntar: ¿Quién es ese?, ¿por qué se viste así?. Pido escuchar lo que dicen las canciones, y esto me ayuda a poder hablar con ellas y aun con mis estudiantes, que son adolescentes, sobre la influencia que reciben de la música. Hoy día nuestros jóvenes reciben un tipo de influencia vulgar, grotesca y hasta sin sentido, sobre lo que es correcto. Nunca dejará mi boca de preguntar, amar, aconsejar, bendecir, pues pienso que para eso nací. Yo quiero que en algún momento ellas me digan: “Tenías razón”.
Los “influencers” están “a dos por cinco”, y mi oración es: “Señor, ayúdame a que lo que predico con mi boca vaya a la par con lo que modelo“. Ayúdame, Dios, a ser la mejor influencia para aquel que está cerca de mí. ¡Que mi vida siempre sea un reflejo de tu amor !
Comentarios
Mientras seamos acedores del señor con amor, respeto y humildad Dios hará el resto. Bendiciones Pastora! Gracias por compartir su blog. Dios continúe utilizando sabíamente. TQM 🤗❤
Y me pongo de acuerdo a su oración: En estos tiempos que nosotros la iglesia seamos como Jesús: la luz del mundo. Que seamos la mejor influencia sobre todo para los jóvenes en lo que hablamos y decimos. Que le mostremos que el Padre los ama y en El, ellos están completos. Que Su vida vale la pena y el Padre cree en ellos y en su potencial. Que Sus planes para ellos son de bien y no de mal. Los sueños de Dios para ellos son hermosos. En el nombre de Jesús, amén.
¡Gracias y bendiciones!