Nosotros fuimos diseñados para estar en comunidad, para estar con gente. En estos días mucha gente a nuestro alrededor se ha sola. Muchos han sentido un vacío, sienten que están alejados, excluidos o separados.
Recuerdo que cuando era pequeña se me hacía muy difícil hacer amistad en la escuela. Cuando llegué a la escuela intermedia, venía de una escuela de barrio muy pequeña, y cuando me traen a la ciudad a una escuela más grande, con mucha gente, tuve la sensación de no querer quedarme. Era momento de entrar al séptimo grado, y nunca olvido que mi mamá se quedó conmigo en la escuela y llamó la atención de una muchacha. Recuerdo que la interrogó (jajaja) y de momento se enteró de que esa chica estaba asignada en el mismo grupo que yo. Mi mamá le dijo: “Mi hija se llama Nory, ¿puedes ser su amiga?” Ahora lo escribo y me dan deseos de llorar... Esa chica se llamaba Aracelis. ¡Qué gesto tan impresionante el de mi mamá! Ella sabía cómo me sentía, y como madre protectora y amorosa estaba buscando la manera de solucionarme ese “problemita”. El mudarme de escuela traía consigo situaciones que, de no haber resuelto a tiempo, podrían haberse convertido en crisis más adelante.
No siempre encontraremos a personas como mi mamá que siempre buscan ayudarnos, pero sí sé que todos nos hemos sentido como yo me sentí. Entonces podemos recordar que en la Biblia hasta el mismo Jesús se sintió solo cuando dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” También leemos en la Biblia al salmista David, quien en muchos de sus salmos nos revela que se sintió solo. “Clamó David en su desesperación y soledad”. (Salmos 25:16-21) Allí vemos cuando su hijo se levantó contra él, los hombres de Israel lo persiguieron y se vio obligado a huir de la ciudad y dejar su casa y su familia. Su único recurso fue volverse a Dios y suplicar misericordia y la intervención de Dios. En la Biblia la palabra “solo” aparece únicamente dos veces, y en ambas ocasiones se refiere a lugares desiertos a donde Jesús iba para estar a solas.
Cualquiera que sea la causa de la soledad, para el cristiano es también es una sensación real. Y la solución es solo una: buscar la gracia consoladora de Cristo. No podemos olvidar que cada uno ve su situación distinta, desde su posición, y que este sentimiento de soledad causa tristeza y melancolía. Ese vacío, aunque nosotros busquemos otras opciones, solamente lo puede llenar Cristo. Su amor hace que aún en medio de un proceso de pérdida seamos consolados.
Entiendo que en nuestro caminar cristiano todos hemos pasado por el proceso de una pérdida y es en ese momento que comenzamos a valorar a la gente que tuvimos y tenemos. Hay personas que en un proceso de pérdida vuelcan sus sentimientos a otra persona, pensando que él o ella es indispensable. Aún así, la realidad es que solo Cristo es indispensable. ¡Solo Cristo lo llena todo!
La raíz de la soledad no está en la falta de personas en tu vida. La raíz de esta situación es la falta de la presencia de Dios, que surge de la naturaleza de pecado en nuestra vida. La Biblia dice que debido a que Adán pecó y eligió los placeres del pecado, la humanidad ha heredado el dolor de la soledad y el dolor de la separación de Dios.
La soledad, en su raíz, es un asunto espiritual. Dijo Elizabeth Elliot: “La soledad es un desierto, pero al recibirla como un don, aceptándola de la mano de Dios y ofreciéndosela de nuevo con acción de gracias, puede convertirse en un camino hacia la santidad, hacia la gloria y hacia Dios mismo”.
Comentarios
Bendiciones Pastora!!🤗🥰
¡Gracias por esta historia!
Y es que El es parte de mí y todo se lo consultó. En fin, mi amado Dios es mi amigo fiel. Mi único y mi todo. Gracias doy a El por nunca dejarme. El siempre esta.
!!Me emocionó mucho lo que hizo tu mami, que sabiduría!!♡ Gracias por compartirlo, Dios te siga bendiciendo♥️