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En ocasiones vemos a personas, hombres y mujeres, que hablan mal de todo el mundo y están siempre solícitos a decir algo negativo de alguien. Cuando miramos a estas personas más de cerca, nos damos cuenta de que viven una vida de miseria, pobreza y escasez. Y cuando nos acercamos aun más, y buscamos la raíz, que es su corazón, está podrido, dañado y sin Dios.
Dice en Mateo 6:21, “Donde quiera que esté tu tesoro, ahí estará tu corazón”. Un corazón que refleja paz, perdón, comprensión y compasión es muestra de un carácter moldeado y transformado por la palabra de Dios.
Todos los días soy responsable de cultivar la presencia de Dios en mi vida, pues ello es lo único que me mantiene en pie. Soy esposa de un pastor, soy madre, soy hija, soy amiga, soy tía, soy maestra, y muchas cosas más, pero todo lo que hago pasa a un segundo plano en comparación con mi identidad verdadera: soy hija de Dios y dependo de él. Por eso necesito reconocer que soy un producto de su misericordia, y que no puedo vivir alejada de Su presencia.
Es interesante, y a veces desgarrador, ver familias, hombres y mujeres que viven vidas de mentira y constantes vaivenes. Uno se pregunta por qué tanta inestabilidad e inconsistencia, y entonces podríamos concluir que su corazón no está en sintonía con Dios. Esa es la única explicación para una vida que destila desorden. Un corazón en sintonía con Dios es un corazón que bendice, ama y cuida, al punto de modelar conductas propias para bendecir, amar y cuidar mejor a los demás.
Es cierto que el mundo nos pide demasiado, y que nos persuade a poner en juego lo que somos en nuestro intento por aparentar algo más, pero debemos cuidarnos. No podemos abrumarnos por alcanzar los estándares imposibles y falsos que intenta imponer nuestra cultura a través de los artistas, medios de comunicación e ‘influencers’. El estándar perfecto con el que puedo medirme es el de hija de Dios, y es el que me fue modelado en la Biblia, a través de mujeres como María, Ester, Débora, Rut. No soy llamada a luchar para parecerme a JLo o Shakira, y gracias a Dios que ese no es el caso, porque viviría insatisfecha e infeliz toda mi vida. Ten cuidado con los modelos que imitas y a quienes te quieres parecer. Cuida bien dónde está tu tesoro, porque allí estará también tu corazón.
Como mujer cristiana e hija De Dios, necesito evaluar mi corazón y preguntarme si quienes me rodean ven a Cristo en mi forma de vestir, de caminar, de hablar —aunque hable en cursivo (demasiado rápido para que me entiendan a veces)— como dicen mis estudiantes, jajaja. Si mi vida no dirige a la gente hacia Cristo, mi vida está desenfocada y definitivamente no está alineada al propósito para el cual fui creada. El corazón de una mujer que ha sido transformada por el poder de Dios trae cambios en los que la rodean. Cuando mi corazón está en sintonía con el corazón de Dios entonces mi tesoro está seguro en el lugar correcto.
Comentarios
#laquesiempretedadulcesenlaescuela
Este me gustó mucho. ♥️
Gracias por compartir de su sabiduría.
Tenemos que permanecer apercibidos y no permitir que nuestro corazón sea contaminado. Por esto debemos presentarnos siempre ante el Señor y que nos examine, para que no seamos engañados por nuestros propios corazones.