Esperar es muy difícil, pero es mas difícil cuando detrás de las puertas hay un diagnóstico muy desalentador. Hay incertidumbre, hay lágrimas a flor de piel que contrastan con la confianza de que Dios otra vez se glorificará, que Dios lo volverá a hacer. Si nuestra confianza está puesta en un Dios que no cambia, que en él no hay sombra de variación, pero de igual forma en un Dios que es soberano.
La Biblia dice en Job 14:5 “Ciertamente sus días están determinados, Y el número de sus meses está cerca de ti; Le pusiste límites, de los cuales no pasará.” Nuestros días están solo en la soberanía de Dios y en lo humano quisiéramos alargar los días de los seres que amamos. Al final quien decide nuestros días, meses, años, pues sabe hasta cuantos cabellos hay en nuesttas cabezas.
Nosotros somos una familia muy unida y cuando le ocurre algo a uno de sus miembros, todos nos dolemos o todos lo celebramos. La unidad de la familia es algo que nunca deberíamos echar a un lado. Somos una familia grande con muchos gustos diferentes, pero nos une el amor.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.”Proverbios 3:5-6 Hoy solo descansamos en la Voluntad de Dios, en que nuestra esperanza está en él.
Desde la sala de espera. Es una espera que desespera. Si fuiste confrontado o te sientes identificado conmigo, déjame tu comentario.
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